Salud

Displasia de cadera en perros: causas, síntomas, diagnóstico y tratamiento

La displasia de cadera es una enfermedad ortopédica común en perros que afecta la articulación de la cadera. Esta afección puede causar dolor, cojera y dificultad para moverse y puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de nuestras mascotas.

A continuación, exploraremos en detalle la displasia de cadera en perros, incluyendo sus causas, síntomas, diagnóstico y opciones de tratamiento disponibles.

Displasia de cadera perros
La displasia de cadera es frecuente en perros adultos.

¿Qué es la displasia de cadera en perros?

La displasia de cadera es una afección en la que la articulación de la cadera no se desarrolla adecuadamente. En los perros afectados, la cabeza del fémur y la cavidad acetabular en la pelvis no encajan correctamente, lo que resulta en una articulación inestable y desgastada. Con el tiempo, esto puede provocar cambios degenerativos en la articulación y causar dolor y limitaciones en el movimiento.

Causas de la displasia de cadera en perros

La displasia de cadera en perros puede tener múltiples causas, y a menudo es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales. Algunos de los factores que pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad incluyen:

  1. a) Genética: la predisposición genética juega un papel importante en la displasia de cadera. Algunas razas de perros, como el Pastor Alemán, el Labrador Retriever y el Rottweiler, tienen una mayor incidencia de esta enfermedad.
  2. b) Crecimiento rápido: un crecimiento rápido durante la etapa de desarrollo del cachorro puede aumentar el riesgo de displasia de cadera. Una alimentación inadecuada, un aumento excesivo de peso o un programa de ejercicio inapropiado pueden contribuir a un crecimiento acelerado y desencadenar la aparición de la enfermedad.
  3. c) Factores ambientales: la displasia de cadera también puede verse afectada por factores ambientales, como el nivel de actividad física, el tipo de superficie en la que el perro se mueve y la obesidad. Una actividad física intensa en superficies resbaladizas o una carga excesiva de peso pueden ejercer presión adicional en la articulación de la cadera y empeorar los síntomas.

Síntomas de la displasia de cadera perros

Los síntomas de la displasia de cadera en perros pueden variar en gravedad y pueden presentarse en uno o ambos lados del cuerpo. Algunos de los signos comunes que pueden indicar la presencia de esta enfermedad incluyen:

  1. a) Cojera o dificultad para caminar, especialmente después del ejercicio o al levantarse después de un período de descanso.
  2. b) Rigidez y dificultad para moverse, especialmente en las patas traseras.
  3. c) Cambios en el comportamiento, como una disminución en la actividad física o una actitud general de malestar.
  4. d) Dolor o sensibilidad en la región de la cadera, que puede manifestarse como resistencia al tacto o dificultad para acostarse o levantarse.

Es importante tener en cuenta que estos síntomas no son específicos de la displasia de cadera y pueden estar asociados con otras afecciones ortopédicas. Un veterinario realizará un examen físico y realizará pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico.

Displasia de cadera perros

Diagnóstico de la displasia de cadera perros

El diagnóstico de la displasia de cadera en perros generalmente implica una evaluación clínica exhaustiva y pruebas de diagnóstico por imágenes. Durante el examen físico, el veterinario puede observar el rango de movimiento de la articulación de la cadera y buscar signos de dolor o cojera. Además, se pueden utilizar las siguientes pruebas de diagnóstico:

  1. a) Radiografías: las radiografías de la cadera son una herramienta fundamental para el diagnóstico de la displasia. Permiten evaluar la forma de la cabeza femoral y la cavidad acetabular, identificar cambios degenerativos y determinar la gravedad de la enfermedad.
  2. b) Evaluación de la laxitud articular: en algunos casos, se puede realizar una prueba de estrés para evaluar la laxitud de la articulación de la cadera. Esto implica manipular la articulación de la cadera para determinar si hay una inestabilidad excesiva, lo que puede indicar displasia.

Una vez que se ha confirmado el diagnóstico, el veterinario clasificará la displasia de cadera en diferentes grados según la gravedad de los cambios observados en las radiografías.

Tratamiento de la displasia de cadera

El tratamiento de la displasia de cadera en perros dependerá de varios factores, como la edad del perro, la gravedad de los síntomas y la presencia de complicaciones adicionales. Algunas opciones de tratamiento comunes incluyen:

  1. a) Manejo conservador: en casos leves o en perros de edad avanzada, el manejo conservador puede ser suficiente para controlar los síntomas. Esto puede incluir cambios en la alimentación para controlar el peso, terapia física para fortalecer los músculos circundantes y medicamentos para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
  2. b) Cirugía: en casos más graves, la cirugía puede ser recomendada para corregir la displasia de cadera. Hay diferentes tipos de procedimientos quirúrgicos disponibles, como la osteotomía de la cabeza y el cuello del fémur (OCCF), la cirugía de doble pelvis y la sustitución total de cadera. Estas intervenciones quirúrgicas buscan mejorar la congruencia articular y reducir el dolor y la limitación de movimiento.
  3. c) Terapias complementarias: además de los tratamientos convencionales, existen terapias complementarias que pueden ayudar en el manejo de la displasia de cadera en perros. Estas pueden incluir acupuntura, quiropráctica, terapia con células madre y suplementos nutricionales específicos.

Es importante destacar que el tratamiento de la displasia debe ser personalizado para cada perro y basado en la evaluación y recomendaciones del veterinario. El objetivo principal es mejorar la calidad de vida del perro, aliviar el dolor y mantener su movilidad.

La displasia de cadera es una enfermedad ortopédica común en perros que puede causar dolor y limitaciones en el movimiento. Es importante estar atento a los posibles síntomas y buscar atención veterinaria adecuada si se sospecha de esta afección. Con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, es posible controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de nuestros amigos caninos afectados por esta condición.

Recuerda siempre consultar con un veterinario para obtener un diagnóstico y plan de tratamiento específico para tu perro.

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